Amanda López lleva diez años en Vilalba, ocho de ellos asentada en la parroquia de Goiriz. En estos momentos, se dedica principalmente a la producción de fresas y plantas aromáticas con manejo ecológico, y comercializa sus productos bajo el paraguas de la asociación A Estruga. Tiene formación en biología, pero su llegada al rural le hizo trabajar a modo de ‘ensayo-error’, y desbloquear conocimiento más allá de la teoría que sabía. Hablamos con ella para que nos cuente su recorrido desde Madrid hasta la agricultura como un modo de vida.